
EEUU Utiliza Bombarderos Furtivos B-2 para Atacar Búnkeres Hutíes en Yemen
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — En una operación militar significativa, bombarderos furtivos B-2 de largo alcance de Estados Unidos realizaron ataques aéreos en la madrugada del jueves, dirigidos a búnkeres utilizados por los hutíes en Yemen, según informaron funcionarios del Pentágono. Esta acción marca un hito, ya que es la primera vez que se emplean estos sofisticados bombarderos contra el grupo rebelde.
Hasta el momento, no se ha aclarado la magnitud de los daños ocasionados por los ataques. El canal de noticias por satélite de los hutíes, al-Masirah, reportó bombardeos en torno a la capital yemení, Saná, la cual se encuentra bajo control del grupo desde 2014. Además, se informaron ataques en las cercanías de Saada, un bastión rebelde. Sin embargo, los informes no proporcionaron detalles sobre posibles víctimas o daños materiales.
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El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, declaró que los B-2 tenían como objetivo “cinco lugares subterráneos reforzados de almacenamiento de armas” en las áreas controladas por los hutíes en Yemen. Este ataque parece ser parte de una estrategia más amplia que no solo busca debilitar a los hutíes, sino también enviar un mensaje indirecto a Irán, el principal benefactor del grupo.
En el último año, Irán ha lanzado misiles balísticos contra Israel en al menos dos ocasiones. Los bombarderos B-2 son considerados esenciales en cualquier ataque potencial de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, como las ubicadas en Natanz o Fordo, debido a su capacidad para lanzar la GBU-57, conocida como “Massive Ordnance Penetrator”.
Austin destacó la importancia de esta operación, afirmando: “Esta fue una demostración única de la capacidad de Estados Unidos para atacar instalaciones que nuestros adversarios buscan mantener fuera de su alcance, sin importar cuán profundamente enterradas o fortificadas estén”.
El Comando Central de Estados Unidos, que supervisa las operaciones en la región, no ofreció una evaluación inmediata sobre los daños causados, pero indicó que las primeras valoraciones sugieren que no hubo víctimas civiles en los ataques. Esta información es crucial, dado el contexto humanitario en Yemen, que ha sido devastado por años de conflicto y crisis.
La situación en el mar Rojo se ha deteriorado considerablemente, convirtiéndose en un campo de batalla para los buques mercantes desde que los hutíes iniciaron su campaña contra embarcaciones en la región. Previo a la guerra en Gaza, la zona era un corredor estratégico por donde transitaban mercancías valoradas en un billón de dólares anuales.
Desde que comenzó el conflicto en Gaza en octubre de 2023, los rebeldes hutíes han atacado más de 80 mercantes utilizando misiles y drones. Han conseguido incautar un barco, hundir dos y causar la muerte a cuatro marinos. Aunque algunos de los ataques han sido interceptados por una coalición liderada por Estados Unidos en el mar Rojo, otros han logrado impactar embarcaciones, incluidas algunas de origen militar occidental.
Los hutíes justifican sus ataques diciendo que están dirigidos a embarcaciones asociadas con Israel, Estados Unidos o Reino Unido, como parte de sus esfuerzos por forzar el fin de la campaña israelí contra Hamás en Gaza. Sin embargo, muchos de los buques alcanzados tienen escasa o ninguna relación con el conflicto, e incluso algunos se dirigían hacia Irán.
Adicionalmente, los hutíes han intensificado sus ataques contra Israel, disparando misiles y derribando varios drones militares estadounidenses MQ-9 Reaper. También han amenazado con lanzar nuevos ataques en respuesta a la invasión terrestre israelí en Líbano y al asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
El uso de los B-2 en Yemen no solo subraya la capacidad militar de Estados Unidos en la región, sino que también refleja las crecientes tensiones en Medio Oriente, donde múltiples actores están en conflicto y las dinámicas de poder se están redefiniendo continuamente. Esta operación, aunque puntual, puede tener repercusiones más amplias en la situación geopolítica de la región y en las relaciones entre Estados Unidos, Irán y otros actores clave.
A medida que el conflicto se desarrolla, la comunidad internacional observa de cerca los movimientos de las potencias involucradas, buscando comprender las implicaciones de estas acciones en un contexto ya de por sí complejo y volátil. La continuación de la violencia y los ataques aéreos aumentan la preocupación por una escalada que podría arrastrar a más países a la confrontación.