
Hezbolá Intensifica Ataques con Cohetes contra Israel tras Muertes en Haifa
BEIRUT — El grupo libanés Hezbolá llevó a cabo el lunes una serie de ataques con cohetes dirigidos al centro de Israel, en una escalada de hostilidades que sigue a un mortal ataque con drones en la región de Haifa. Este aumento en la violencia se produce en el contexto de una prolongada tensión militar entre Israel y Hezbolá, que se ha intensificado en las últimas semanas.
Según informes, Hezbolá lanzó “una salva de cohetes” hacia la base militar de Beit Lid, situada al este de Netanya. El ejército israelí confirmó que los cohetes, que activaron las sirenas en las áreas de Netanya y Wadi Ara, fueron interceptados. Afortunadamente, no se registraron heridos ni daños significativos.
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En un comunicado posterior, Hezbolá reivindicó el ataque y afirmó haber dirigido cohetes hacia la base naval israelí de Stella Maris, ubicada al noroeste de Haifa. Este ataque fue presentado como un acto en “servicio” de Hassan Nasrallah, el líder del grupo que, según informes, falleció en un ataque israelí en el sur de Beirut el mes pasado. El ejército israelí no ofreció comentarios sobre esta afirmación.
Los recientes lanzamientos de cohetes siguen a una invasión terrestre limitada por parte de Israel en el sur del Líbano, que comenzó hace aproximadamente dos semanas. Esta operación marca un punto de inflexión significativo en el conflicto, ya que el ejército israelí ha intensificado sus ataques aéreos contra posiciones de Hezbolá en todo el Líbano durante las últimas tres semanas. El inicio de estas hostilidades transfronterizas se remonta al 8 de octubre de 2023, y desde entonces, las cifras de víctimas han aumentado dramáticamente.
De acuerdo con el Ministerio de Salud del Líbano, más de 2.300 personas han perdido la vida en el país como resultado de los enfrentamientos, y más de 10.600 han resultado heridas. El ejército israelí, por su parte, ha informado de que cientos de combatientes y altos mandos de Hezbolá han muerto en este período, incluido Hashem Safieddine, considerado como un posible sucesor de Nasrallah.
El mismo día de los lanzamientos, el ejército israelí anunció la muerte de Muhammad Kamel Naim, comandante de la unidad de misiles antitanque de Hezbolá, en un ataque llevado a cabo en la ciudad sureña de Nabatieh. Esta operación resalta el objetivo de Israel de desmantelar la infraestructura militar del grupo a medida que las hostilidades continúan.
El domingo por la noche, Hezbolá también afirmó haber llevado a cabo un ataque con drones kamikaze contra la base militar de Golani en Binyamina, al sur de Haifa. Este ataque se realizó en represalia por los bombardeos israelíes en Beirut, incluido uno que resultó en la muerte de al menos 22 personas el jueves pasado. Según Hezbolá, el ataque con drones fue acompañado de un lanzamiento de cohetes, con el objetivo de “abrumar” las defensas aéreas israelíes.
El ejército israelí, en su declaración del lunes, confirmó que cuatro soldados israelíes murieron en el ataque a la base de Golani, lo que representa el incidente más letal en territorio israelí en tres semanas. Ocho soldados resultaron gravemente heridos, y el servicio de ambulancias Magen David Adom reportó que un total de 61 personas recibieron atención médica debido a este ataque.
Desde el inicio de los conflictos en octubre de 2023, las autoridades israelíes han informado que al menos 54 personas han perdido la vida en ataques con cohetes, siendo casi la mitad de ellas soldados. Este contexto de violencia prolongada y la escalada de ataques han generado una creciente preocupación tanto en Israel como en el Líbano, donde la población civil se ve atrapada en el fuego cruzado.
La situación en la región sigue siendo tensa y volátil, con ambas partes continuando su intercambio de hostilidades. Las proyecciones de las próximas acciones militares siguen siendo inciertas, pero el ciclo de violencia parece lejos de llegar a un final.
El conflicto actual no solo refleja la complejidad de las relaciones entre Israel y Hezbolá, sino que también pone de relieve la influencia regional de actores como Irán, que apoya a Hezbolá. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, que podrían tener repercusiones más amplias en la estabilidad de la región.
A medida que los enfrentamientos continúan, se espera que la comunidad internacional reitere su llamado a la calma y a la negociación, aunque hasta ahora los esfuerzos por mediar en el conflicto no han dado resultados tangibles. La dinámica de violencia en el Líbano e Israel podría tener efectos duraderos en ambas naciones, así como en la población civil que sufre las consecuencias de este prolongado conflicto.