JERUSALÉN (EFE) — El Ejército israelí anunció este martes que en las últimas 24 horas ha llevado a cabo una serie de ataques aéreos que resultaron en la muerte de varios comandantes del grupo libanés Hizbulá. Este anuncio se produce un día después de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaran una extensa operación aérea en el sur de Líbano, utilizando más de 100 aviones.
El contralmirante Daniel Hagari, principal portavoz del Ejército israelí, destacó en una rueda de prensa que “más de 50 terroristas, entre ellos seis comandantes, murieron” como resultado de esta operación. Según Hagari, este ataque representa “un duro golpe para Hizbulá”, y añadió que las fuerzas israelíes pueden observar las consecuencias durante los enfrentamientos en el sur del Líbano.
En un comunicado oficial, el Ejército israelí identificó a los seis comandantes muertos, entre los que se encuentra un alto cargo de la fuerza de élite de Hizbulá conocida como Radwan, así como varios miembros del Frente Sur de la organización. La operación fue descrita como “extensa”, con el objetivo de desmantelar las capacidades operativas de Hizbulá en la región.
Este lunes, las FDI informaron sobre una “extensa operación” en el sur de Líbano, donde atacaron más de 120 “objetivos terroristas” de Hizbulá en un lapso de una hora. Los objetivos atacados pertenecían a diversas unidades del grupo, incluyendo su fuerza de élite, la unidad de misiles y la dirección de inteligencia, entre otros.
Desde hace un año, Israel y Hizbulá han estado inmersos en un constante intercambio de fuego, pero las hostilidades se han intensificado en las últimas dos semanas. Los ataques israelíes se han centrado principalmente en el sur y el este de Líbano, así como en la capital, Beirut. La escalada de violencia ha generado un aumento significativo en las bajas y el desplazamiento de personas.
Como parte de su estrategia militar, Israel ha ordenado la evacuación forzosa de más de un centenar de comunidades libanesas al sur del río Awali, que se encuentra a más de 50 kilómetros de la frontera. Esta medida se tomó después de que Israel enviara tropas al sur de Líbano la semana pasada, intensificando así su presencia militar en la región.
Las autoridades libanesas han reportado que en los ataques israelíes han muerto más de 2.000 personas, mientras que aproximadamente un millón de personas se han visto obligadas a desplazarse de sus hogares. Esta crisis humanitaria se agrava día a día, afectando a una población ya vulnerable por el conflicto prolongado.
El Ejército israelí también ha confirmado que al menos once soldados israelíes han perdido la vida en combates con Hizbulá desde que se intensificaron las hostilidades. La situación ha generado un clima de tensión en el país, y las familias de los soldados caídos han expresado su angustia y preocupación por la seguridad de sus seres queridos.
La comunidad internacional observa con preocupación la escalada de violencia en la región. Organizaciones de derechos humanos han instado a ambas partes a cesar las hostilidades y a buscar una solución pacífica al conflicto. El impacto de los ataques ha generado un gran número de víctimas civiles y una crisis humanitaria que ha llevado a una urgente necesidad de asistencia humanitaria en Líbano.
Las potencias mundiales han hecho llamados a la calma, advirtiendo sobre las consecuencias de un conflicto prolongado que podría desestabilizar aún más la región. Sin embargo, hasta el momento, no se ha vislumbrado una solución diplomática que pueda poner fin a la violencia.
Las operaciones militares de Israel continúan mientras las fuerzas de Hizbulá mantienen su resistencia en el sur de Líbano. La tensión entre ambas partes ha aumentado, y los informes de enfrentamientos en la frontera son cada vez más frecuentes. Las comunidades en el sur del Líbano viven en un estado de incertidumbre y miedo, mientras el conflicto parece lejos de resolverse.
En este contexto, la situación sigue siendo crítica, con un impacto devastador en la población civil. Las organizaciones humanitarias trabajan incansablemente para brindar asistencia a los afectados por el conflicto, pero el acceso y la seguridad en la zona siguen siendo un desafío.
La escalada de violencia en el sur de Líbano representa un capítulo más en la larga historia de hostilidades entre Israel y Hizbulá, y el futuro de la región continúa siendo incierto ante la falta de un diálogo efectivo y soluciones duraderas.