BEIRUT (AP) — La situación en el norte de Gaza se ha vuelto cada vez más crítica tras los intensos bombardeos israelíes del sábado, que se produjeron pocas horas después de que varios ataques aéreos resultaran en la muerte de al menos 22 personas. Esta escalada de violencia ocurre mientras Israel continúa ordenando a los civiles de esa región y del sur de Líbano que se alejen de las zonas de conflicto en un intento por contener las operaciones de los grupos militantes Hamás y Hezbollah.
La misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en Líbano, conocida como UNIFIL, reportó un nuevo ataque a sus cuarteles en Naqoura, donde uno de sus miembros resultó herido de bala la noche del viernes. Aunque el estado de salud del herido es estable, las circunstancias del ataque siguen sin aclararse. Este incidente se produce un día después de que el ejército israelí bombardeó las instalaciones de UNIFIL por segunda vez consecutiva, lo que ha generado preocupación sobre la seguridad de los efectivos internacionales en la zona. Israel no ha emitido comentarios sobre el ataque ni ha respondido a las inquietudes planteadas por la misión de la ONU.
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En el contexto de la crisis humanitaria, han surgido alarmantes advertencias de hambruna en el norte de Gaza. Residentes de la región han reportado que no han recibido ayuda humanitaria desde principios de octubre, lo que agrava la ya precaria situación de aproximadamente 400,000 personas que permanecen en el área. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU ha confirmado que no ha podido ingresar asistencia alimentaria al norte de Gaza desde el 1 de octubre, lo que plantea un riesgo significativo para la supervivencia de la población.
Las fuerzas armadas israelíes reanudaron su ofensiva en el norte de Gaza hace casi una semana, intensificando sus ataques aéreos y operaciones terrestres contra Hezbollah en Líbano, un grupo militante respaldado por Irán. En el marco de esta escalada, Carl Skau, un alto funcionario de la ONU, expresó su preocupación a la agencia de noticias AP sobre el potencial colapso de la infraestructura en Líbano, incluyendo puertos y aeropuertos, a medida que el conflicto se prolonga. Hasta ahora, más de un millón de personas se han visto desplazadas debido a la violencia en la región.
El ejército israelí ha afirmado que durante el día más sagrado del calendario judío, Yom Kippur, Hezbollah disparó más de 300 proyectiles hacia territorio israelí. Además, las fuerzas israelíes han reportado que han matado a 50 combatientes de Hezbollah en Líbano, aunque estas afirmaciones no han podido ser verificadas de forma independiente.
Los bombardeos israelíes del sábado afectaron varias zonas del sur y este de Líbano, según informó el Ministerio de Salud libanés. En la aldea de Maisra, en el noreste del país, se registraron nueve muertes, mientras que cuatro personas fallecieron en un edificio de apartamentos en las afueras de Barja, al sur de Beirut. Asimismo, los hospitales de Rayak y Tal Chiha, ubicados en el valle de la Bekaa, sufrieron daños significativos, aumentando la presión sobre un sistema de salud ya estresado. En la ciudad de Nabatieh, se reportaron ocho personas heridas.
En el contexto de este enfrentamiento, se ha resaltado la vulnerabilidad de la población civil en ambos lados del conflicto. Las organizaciones humanitarias han expresado su dificultad para acceder a las áreas más afectadas y han hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para que se tomen medidas que faciliten la llegada de ayuda humanitaria.
El deterioro de las condiciones de vida en Gaza y Líbano plantea desafíos significativos no solo para los residentes de estas regiones, sino también para la estabilidad de todo el Levante, un área ya marcada por tensiones políticas y conflictos prolongados. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos, mientras las perspectivas de un cese al fuego se ven cada vez más distantes.
En resumen, la escalada de la violencia en Gaza y Líbano ha alcanzado un nuevo pico, dejando un saldo trágico de pérdidas humanas y un número creciente de desplazados. A medida que las operaciones militares continúan, la comunidad internacional se enfrenta a la urgente necesidad de abordar tanto la crisis humanitaria como la inestabilidad regional provocada por este conflicto. Las acciones de ambos bandos, así como la respuesta de las fuerzas de paz de la ONU, serán fundamentales en los días venideros para determinar el rumbo de esta crisis humanitaria y de seguridad en el Medio Oriente.